Preparé mis cosas y mis viejos me llevaron para la terminal, unos minutos antes de abandonar la casa recordé que no había sacado ni una foto de la casa, y bueno ya no había tiempo, tan solo llegué a sacar una foto de las escaleras que me di vuelta antes de salir y saqué esa foto; ya casi era la hora de partir así que nos fuimos para la terminal; estaba atestado de gente, una recomendación??.. si vas a ir a Bolivia de paseo, te recomiendo comprar los pasajes, unos días antes, porque es tal la demanda que no se consigue pasajes e incluso comprándolo unos días antes uno corre el riesgo de ser engañado en los precios, bueno eso me pasó, había comprado el pasaje dos noche antes y a 80 bolivianos, cuando el pasaje normalmente salía entre 50 y 60bs.; y yo lo compré a 80 con suerte, porque a otros chicos también turistas, les habían cobrado el pasaje entre 100 a 120bs. Me despedí de mis viejos y mi papá no dejaba de darme instrucciones, diciéndome: tené cuidado, no te fíes de las personas, cuidá tus cosas, el dinero, y si vas a dormir en el camino, no duermas profundo, puede ser peligroso, sos mujer y acá nadie te conoce, te verán como una extraña, no le sonrías a todo el mundo, así que tené cuidado, ah!! y también si para cuando llegues a Potosí te sientas mal, no te asustes, solo buscá un lugar para tomar un té de coca y eso te hará bien, buscá un hotel decente ni bien llegues y dejá tus cosas allí, ha de haber gente extraña que se te acercará y querrá llevar tus cosas, no confíes porque estás yendo sola y sos mujer... ese era el problema era mujer y viajaba sola, con todas esas recomendaciones, el viajar estaba pintando ha ser peligroso, pero conozco a mis papás y sé que son muy miedosos con lo que nos pueda pasar a nosotras, así que me subí al micro y mis viejos se fueron, pero.... antes de salir de Tupiza, pasando por el control de la terminal, no dejaban pasar el micro, las autoridades se habían dado cuenta de los abusos en cuanto a los precios de los pasajes y estaban controlando eso, mi pasaje era superior al de los demás pasajeros, así que dijeron, este micro no saldrá, supuestamente la empresa debía reintegrarme la diferencia de lo abonado y entonces saldría el micro, pero no había ningún responsable de la empresa sino una empleada que decía desconocer que el dueño reintegraría eso y que además como había comprado el pasaje con anticipación, pues por ese servicio era esa diferencia, que cosa más absurda, porque eso acá jamás se vio, obviamente lo inventó para salir del paso, pero eso no fue lo peor, sino que encima, los pasajeros me dijeron bájese señorita, que nosotros queremos viajar y usted arregle eso con el dueño, que si su problema sigue no nos dejarán salir, a nadie le gusta ser engañado y si a todos les habían cobrado menos el pasaje a mi solo por no ser del lugar no tenían por qué cobrarme demás, pero en fin.. el hecho es que discutí con el chófer, porque éste empezó a decir no sé que cosas de los turistas, yo, no sé discutir con la gente, me pone mal eso, sé que le dije que no me importaba el dinero, quería irme, y que lamentaba que no trataran bien a la gente y que lo único que lograría sería perder turistas y que de algún modo ellos vivían de eso. Y fui a sentarme en mi asiento, no sé que más pasó, porque no escuché más a nadie, tampoco me devolvieron la diferencia, pero partimos, a mi lado se sentó una maestra de más o menos mi edad, el hablar con ella me hizo bien, yo estaba con bronca y al mismo tiempo me sentía tan extranjera allí, que extrañé no estar en Argentina, a mi misma me decía que no retornaría a Bolivia, se me hizo un nudo en la garganta, tenía ganas de largarme a llorar por la impotencia, decepción, yo que me consideraba de allá, estaba sintiendome tan ajena, como sapo de otro pozo.
Potosí, me re-gustó es una ciudad, muy pintoresca, casas coloniales, balcones, empedrado, una ciudad en la montaña, sus calles angostas con subidas y bajadas, creo que imposible andar en bicicleta allí, fui al mercado, la universidad, la plaza central, y me encantaron los bares o pubs, no sé como los llamarán allí, pero eran tan acogedores, bueno al menos por la mañana se prestaban a estar allí tomando café y leyendo un buen libro, con unas escalinatas tan empinadas como angostas, estando allí no podía dejar de ir a La Casa de la Moneda, quizás uno de los museos más importantes de Bolivia.
El problema de viajar solo, es no hay quien te saque las fotos, esta me la sacó un muchacho de Brasil, que también estaba de paseo como yo, también solo, pero con recorrido inverso al mio, allí en el museo nos hicimos amigos, en un extraño portugués españolizado hablamos, pero siempre terminábamos hablando de fútbol obviamente él hinchando para Brasil y yo por Argentina, la foto me la sacó cuando él ya se iba, y yo aún debía ir a hacer mi moneda dentro del museo.
Había estado un buen rato paseando por Potosí, cuando se me ocurrió ir a una agencia de turismo a preguntar cuánto costaba una expedición a las minas; y salía barato solo que yo ya no disponía de mucho tiempo, si iba al interior de una mina, era muy probable que no llegaría con tiempo a tomar el micro que me llevaría a mi otro destino, con el guía intentamos un poco de ajustar los tiempos para ver si podíamos sacar algo y hacerlo en menos tiempo, pero no, no había caso; así que mi expedición al interior de una mina, quedaba ahí.
Entonces fui a buscar un cyber de donde conectarme y avisar que había llegado bien y que no había necesitado llamar a nadie (digo esto, porque mi viejo, ante la duda de que pudiera sucederme algo, me había dado un par de teléfonos de algunas personas que ni las conocía, pero eran amigos o conocidos de mi papá, que sé yo ni idea de quienes eran jaja); así que aproveché para conectarme, y dar mis señales de vida. Llegado el mediodía además de subir y bajar por esas calles fui a conocer la estación y el mercado y me dio hambre, fui a buscar un lugar para comer, yo entiendo quéchua e intentaba como una tonta ingénua tratar de mimetizarme allí, pero me di cuenta que es un error ir a Bolivia, rubia (teñida como yo), y querer hacerse pasar por una más de allí, hasta en la casa de la moneda me cobraron más caro por ser turista, preguntan turista o de acá de Bolivia?, y a mi ni me preguntaron y ya me daban la entrada de turista, que es el doble de lo que les sale a los bolivianos; y bueno, me fui a comer, pero no iría a comer a un restaurant donde van todos los turistas, sino la gente misma de allí y fui a uno de esos, decía el cartel hoy: Lagua y saice, la lagua, para que entiendan, es como una especie de sopa crema de choclo, pero no es choclo lo que usan allí para esa comida, sino maíz maduro molido; el saice tiene papas hervidas, y arriba va una salsa de carne molida, con arvejas y tomates, es riquísimo, acompañado con arroz graneado (que el arroz graneado, tampoco se consume en Argentina, el arroz cocinado así lo vi solo en Chile y en Bolivia), es muy rico ese plato, y entré a ese lugar a comer, pedí un almuerzo, atendía una cholita que es la mujer con ropa típica de allí, primero la mujer me miró como diciendo allá enfrente comen los turistas, bueno yo no buscaba papas fritas, como dije me gusta probar lo autóctono, o lo que no se come acá, eso siempre hago cuando viajo, donde sea que esté, y le pedí el almuerzo, la mujer me traía pan, y yo sé que allá en lugar de poner pan en la mesa ponen "mote" que es el maiz maduro hervido, y entonces le dije.. ¿no tendría mote en lugar de pan? me miró sorprendida, y me trajo el plato de mote, y luego me trajo un plato de sopa, bueno ahí ya no dije nada, según el cartel era lagua lo que había, pero me trajo una sopa de fideos, se veía rica así que no le pedí que me cambiara por la lagua, pero sé que si lo hubiera hecho sus ojos hubieran quedado más grandes todavía, y entonces le dije.. y no tiene llajhua?? (no sé cómo se escribe esa palabra, pero algo así suena la palabra en quéchua que hace mención a una salsa picante de tomate y ají) me miró como diciéndome ¿vos comerás eso?.. entonces le dije, es que yo soy de acá, mal dicho.. en Bolivia no dicen "acá".. pero bueno igual no me creería.. solo le dije, vivo hace años afuera, pero crecí en Bolivia, no me contestó nada, no por mala educación, pero sé que allí a veces la gente puede ser tan reservada que ni te habla, solo la vi ir hacia la cocina y riéndose, tapándose la boca le hablaba a la cocinera, de seguro le estaría comentando lo extrañada que estaba en que yo comiera mote y además pidiera el picante, el boliviano por lo general es de comer picante y muy picante y a mi me encantan los picantes.
Terminé de comer, pagué la cuenta y salí.. mientras salía me sentí observada por la gente que estaba allí, creo que puedo entender su lengua, incluso hablarla, pero aún así, sé que allí en aquella ciudad, en ese país, seré siempre una extranjera.
Este es el cerro rico de Potosí, cuando saqué esa foto, iba camino al mercado y me detuve un rato a contemplar el cerro, se veía tan tranquilo, imponente, y pensar que de allí sacaron tanta plata y el cerro ni parece haber sufrido tanta explotación, bueno eso a simple vista, por dentro vaya uno a saber cómo está no?
Potosí: Y ésta parte de su historia
Fue decretada como "Cuidad Imperial" por el Rey de España Carlos V, en el año de 1553, gracias a la plata comenzó su vertiginoso crecimiento convirtiéndose en 1650 en la ciudad más grande de América con 160.000 habitantes. Posteriormente las diversas crisis mineras que fueron afectando a la plata y al estaño afectaron el desarrollo de esta ciudad, hoy en día es uno de los departamentos más pobres del país.
De acuerdo con muchos cronistas, cuando el Inca Huaina Capac envió gente a trabajar minas en el Sumaj Orcko (montaña majestuosa), se oyó un espantoso estruendo y una voz que dijo:"No saquen plata de este cerro, porque será para otra gente". Asombrados dieron cuenta al Inca del suceso, usando la palabra "Pptojsi", que en idioma quechua significa "reventar". Esto sucedió 83 años antes de la llegada de los españoles a Potosí.
Otra tradición deriva del nombre de la palabra aymara-quechua "Pptoj", que significa "brotar", lo cual se justifica por el gran número de manantiales, que brotan de las faldas donde está edificada la ciudad. En 1945 o antes, el indio Diego Huallpa, buscando llamas perdidas, subió al Sumaj Orcko y al arrancar unas matas de paja brava encontró una rica veta de plata nativa. Otros dicen que debido al intenso frío, encendió una fogata, cuyo calor fundió el mineral y aparecierón hilos de plata pura.
Es este descubrimiento que induce al capitán Juan de Villaroel y otros españoles, a venir hasta Potosí desde Porco, donde ya se trabajaban minas de plata desde la época incaica.
A partir de abril de 1545, Potosí se convierte en un importante äsiento de minas", creciendo desordenadamente y convitiéndose en "villa". El emperador Carlos V le concedió un escudo de armas y el título de "Villa Imperial".
Para comprender el fenómeno potosino, es imperativo despojarse de las comodidades de nuestra época, volver a la vida del siglo XVI y situarse en esta parte de América, uno de los lugares más desolados y altos de las estribaciones de la Cordillera de los Andes sin vías de comunicación, sin ninguna agricultura organizada que proveyese lo necesario para la alimentación, en un mundo recién descubierto y hostil. Pero allí estaba esa montaña de plata que produjo el milagro económico que transformó a Europa. Había que explotarla y el conquistador tomó sus medidas para lograrlo, introduciendo nuevos sistemas y organizando su fuerza laboral.
El virrey Toledo llegó a Potosí en 1572. Este gran organizador y legislador introdujo en las minas el sistema de la Mita y el proceso de amalgamación. La mita es un viejo sistema de trabajo, organizado por grupos andinos preincaicos para trabajos colectivos. Fué institucionalizado por los Incas y aprovechado amplia y eficazmente por el Virrey Toledo.
El primer repartimiento de mitayos se efectuó en 1573 y asignó a 3773 indios para trabajos de minas, construcción de ingenios y lagunas, caminos y otros. Sin embargo, el trabajo obligatorio de la mita se prestó a un generalizado abuso por parte de los españoles, y produjo la muerte de miles de indios.
El proceso de amalgamación consiste en el uso de azoque (mercurio), en el tratamiento de minerales con bajo contenido de plata. Probablemente, más mitayos murieron en dicha labor, que en el trabajo directo de las minas.
En 1630, Potosí llega a tener 160.000 habitantes, algo más que las ciudades de París y Londres de esa época. Sus minas producen para enriquecer a la corona y para promover las artes, las construcciones y la expansión territorial. Se incrementa el comercio.
Potosí es un imán poderoso, donde se venden perlas de Ceylán y se acuñan monedas para las Filipinas.
Esta riqueza produce una sociedad especial, que ha sido muy bien descrita por Bartolomé Arzans de Orzúa y Vela, en su historia de la "Villa imperial de Potosí". Tan grandes fueron las bondades económicas que produjo el trabajo minero potosino, que el Emperador Carlos V le da el titulo de "Villa Imperial".
Florecen en ella pintores, escultores, tallistas, orfebres en oro y plata, arquitectos, músicos y escritores, por ejemplo, el padre A. Alonzo Barba escribe "El Arte de los Metales".
Para significar la opulencia se hizo corriente la exclamación de "Vale un Potosí", como referencia al Cerro Rico de Potosí (Sumaj Orcko), majestuosa montaña de plata y estaño, de donde salieron inconmesurables cantidades de plata a España, lo que creó la leyenda de que con tanto mineral de plata, se hubiese podido tender un puente de plata entre Potosí y Madrid.
4 comentarios:
Jiji te cuento que mi abuelito nació allí, y siempre nos da mil historias de la "Villa Imperial" ya te pasaremos con Sebas algunas de sus luces.
Quería pasar violentamente a mandarte una abrazo y desearte descanso este fin de semana.
Saluditos!
Delicioso recorrido, por lugares que nunca he conocido. Está mis planes, que al viajar la próxima vez sea a visitarlos y conocer sus ciudades, las de ustedes mis queridos amigos de Internet. Sueño con ello
Igualmente saludos Libertad, y vaya que es lindo el lugar donde nació tu abuelo, vale la pena ir de visita a ese lugar.
Y a vos Lety, si en una de esas tenés la oportunidad de venir por estos lados, te recomiendo ir a conocer Bolivia, y obvio también Argentina
Que bueno que te gustó el viaje. Como todo tiene esas pequeñas cosas que no salen bien; pienso que la gente que vive del turismo debería tratar mejor a la gente, ya sea extranjera o boliviana, ya que un turista bien tratado aconseja a más personas visitar el mismo lugar.
Saludos...
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