El otro día venía de la casa de mi hermana, a quien fui a visitar.
Como todas las veces que voy para su casa, salgo a la parada del colectivo y realizo el viaje hacia mi casa. Y por lo general no es mucha la gente que viaja tarde en esa línea de colectivos.
Pero esa noche, cuando subí al cole, no había asientos disponibles así que me quedé parada; a menos de 2 paradas se desocupó uno de los asientos de la parte de atrás del cole; ahí al lado del asiento que se había desocupado estaba sentado un hombre de color de unos 45 o 50 años. Y su presencia llamaba la atención, no solo porque acá si bien ahora ya son muchos los inmigrantes de color, todavía no es muy común verlos con frecuencia; pero no fue eso lo que a mí me llamó la atención. Sino que cuando fui a sentarme a su lado, vi que tenía en su rostro muchas cicatrices, sus ojos blancos y profundos, con esa mirada seria que ni sonreía, me llevó a pensar... qué habría sido la vida de ese hombre?. Qué situación trágica lo habría dejado así marcado, esas cicatrices parecían marcadas con algo cortante, y no era un solo corte sino varios. En todo el viaje el hombre solo miraba... no sé a donde.. pero su rostro parecía no mostrar ni un solo signo de alegría. Me dieron ganas de hablarle, preguntarle quién era, de dónde venía, si necesitaba algo o si tenía a donde acudir en caso de necesidad, pero no pude hacerlo, porque él se mantenía inmóvil con esa mirada que creo que ni pestañeaba, supongo que viajaba pensando o no sé. No vestía muy bien, su ropa era más bien o parecía ropa de haber estado trabajando todo el día, no estaba mal vestido, pero sus ropas estaban gastadas. Era delgado y hasta me pregunté si quizás éste hombre habría tenido algo para comer ese día, yo llevaba conmigo nueces y almedras que en un momento también se me ocurrió ofrecerle, pero no me animé. Porque era un extraño quizás si le hablaba hubiera dejado de ser extraño, pero como también sé que ellos (los que vienen de Afríca) suelen ser muy reservados, no quise incomodarlo haciéndole preguntas. En realidad no me animé a hablarle, una porque simplemente que como era de noche y yo estaba viajando sola, él pensara otra cosa o desconfiara de mí. En una ciudad como Buenos Aires todo puede ser. Hasta yo podría ser una "chorra" para alguien que se pone a hablar con un desconocido.
Hasta que finalmente se bajó.... y yo me quedé pensando.. en cuán infeliz debe haber sido su vida en el lugar de donde vino, para tener que venir a un país que tampoco es el mejor, pero que seguroe es mejor a su lugar de origen, y también recordé lo que alguna vez escuché en un programa de TV donde hablaban de los nuevos inmigrantes (los que vienen de Africa) que muchos son personas que están huyendo de la guerra, donde son torturados y hasta muertos si no logran escapar a algún lugar. Tal vez... no lo sé.. éste era uno de esos que escaparon y pudo salvar su vida, y que quizás.. acá vive o tal vez acá sobrevive tal vez tiene familia que dejó allá, tal vez aún sufre el desarraigo, no sé... Pero como dije sus ojos no expresaban alegría.
Me dije a mi misma que triste realidad, la de éste hombre... y que contradicción que algunos hayamos tenido el privilegio de no haber vivido ese tipo de experiencias. Y que ellos tan solo por nacer allá puedan vivir tantas experiencias tristes, por centenares de años. Antes porque existía la esclavitud como algo normal, hoy porque quizás aún existe. O si no existe sabemos que muchos están obligados a emigrar, de no ser así no estaríamos enterándonos de los centenares de muertos que caen cuando algunos quieren cruzar hacia Europa u otros que mueren hacinados en los barcos que los traen, y los que con mejor suerte no llegan a morir, luego acá tienen que sobrevivir.
Ojalá y Dios así lo quiera, que en estas tierras, les vaya muy bien. Y que si bien las cicatrices no las podrán borrar al menos esas cicatrices que puedan tener en el alma no las hagan personas infelices. Porque las cicatrices no solo quedan grabadas en la piel, sino también en el interior. Y en otra espero poder romper el prejuicio y ayudar si puedo.
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1 comentario:
ciertamente es triste el destino de muchas personas que deambulan de un lugar a otro en su afan de encontrar paz, pero la verdadera paz solo se la puede dar Cristo, ojala lo encuentres de nuevo y puedas hablarle de Cristo y de su amor por el. un abrazo desde Misiones
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