Leer, nunca fue mi mayor hobby, pero como alguna vez dije, solía leer de vez en cuando, pero había olvidado mencionar que también solía leer fábulas, bueno siempre fue mi papá quien preocupado por inculcarnos el hábito de lectura, nos compraba libros de cuentos o fábulas.. entre ellas tenemos por ahí un libro de las fábulas de Esopo, recuerdo haber leído fábulas de Samaniego, y no recuerdo más, pero luego de grande conocí otros fabulistas, como por ejemplo Jean de la Fontaine, de hecho ni sabía que se llamaba Jean, yo lo conocía por La Fontaine.. y recordando aquellos años, les copiaré una fábula que encontré acá en la red, no conocía esta fábula relatada así de este modo, y me pareció linda como para ponerla en el blog... espero les guste.... aunque uno debe saber bien que si lee una fábula, no se debe pasar por alto la moraleja; de chica la idea de leer una fábula, era ponerle una moraleja.. eso significaba si había entendido lo que leía o no. Bueno a quien lea esta fábula, le desafío a que pongan su propia moraleja.. qué les parece???
La Mochila
Cuentan que Júpiter, antiguo dios de los romanos, convocó un día a todos los animales de la tierra.
Cuando se presentaron les preguntó, uno por uno, si creían tener algún defecto. De ser así, él prometía mejorarlos hasta dejarlos satisfechos.
-¿Qué dices tú, la mona? -preguntó.-¿Me habla a mí? -saltó la mona-. ¿Yo, defectos? Me miré en el espejo y me vi espléndida. En cambio el oso, ¿se fijó? ¡No tiene cintura!
-Que hable el oso -pidió Júpiter.-Aquí estoy -dijo el oso- con este cuerpo perfecto que me dio la naturaleza. ¡Suerte no ser una mole como el elefante!
-Que se presente el elefante...-Francamente, señor -dijo aquél-, no tengo de qué quejarme, aunque no todos puedan decir lo mismo. Ahí lo tiene al avestruz, con esas orejitas ridículas...
-Que pase el avestruz.-Por mí no se moleste -dijo el ave-. ¡Soy tan proporcionado! En cambio la jirafa, con ese cuello...
Júpiter hizo pasar a la jirafa quien, a su vez, dijo que los dioses habían sido generosos con ella.-Gracias a mi altura veo los paisajes de la tierra y el cielo, no como la tortuga que sólo ve los cascotes.
La tortuga, por su parte, dijo tener un físico excepcional.-Mi caparazón es un refugio ideal. Cuando pienso en la víbora, que tiene que vivir a la intemperie...
-Que pase la víbora -dijo Júpiter algo fatigado.Llegó arrastrándose y habló con lengua viperina:-Por suerte soy lisita, no como el sapo que está lleno de verrugas.
-¡Basta! -exclamó Júpiter-. Sólo falta que un animal ciego como el topo critique los ojos del águila.
-Precisamente -empezó el topo-, quería decir dos palabras: el águila tiene buena vista pero, ¿no es horrible su cogote pelado?
-¡Esto es el colmo! -dijo Júpiter, dando por terminada la reunión-. Todos se creen perfectos y piensan que los que deben cambiar son los otros.
Cuando se presentaron les preguntó, uno por uno, si creían tener algún defecto. De ser así, él prometía mejorarlos hasta dejarlos satisfechos.
-¿Qué dices tú, la mona? -preguntó.-¿Me habla a mí? -saltó la mona-. ¿Yo, defectos? Me miré en el espejo y me vi espléndida. En cambio el oso, ¿se fijó? ¡No tiene cintura!
-Que hable el oso -pidió Júpiter.-Aquí estoy -dijo el oso- con este cuerpo perfecto que me dio la naturaleza. ¡Suerte no ser una mole como el elefante!
-Que se presente el elefante...-Francamente, señor -dijo aquél-, no tengo de qué quejarme, aunque no todos puedan decir lo mismo. Ahí lo tiene al avestruz, con esas orejitas ridículas...
-Que pase el avestruz.-Por mí no se moleste -dijo el ave-. ¡Soy tan proporcionado! En cambio la jirafa, con ese cuello...
Júpiter hizo pasar a la jirafa quien, a su vez, dijo que los dioses habían sido generosos con ella.-Gracias a mi altura veo los paisajes de la tierra y el cielo, no como la tortuga que sólo ve los cascotes.
La tortuga, por su parte, dijo tener un físico excepcional.-Mi caparazón es un refugio ideal. Cuando pienso en la víbora, que tiene que vivir a la intemperie...
-Que pase la víbora -dijo Júpiter algo fatigado.Llegó arrastrándose y habló con lengua viperina:-Por suerte soy lisita, no como el sapo que está lleno de verrugas.
-¡Basta! -exclamó Júpiter-. Sólo falta que un animal ciego como el topo critique los ojos del águila.
-Precisamente -empezó el topo-, quería decir dos palabras: el águila tiene buena vista pero, ¿no es horrible su cogote pelado?
-¡Esto es el colmo! -dijo Júpiter, dando por terminada la reunión-. Todos se creen perfectos y piensan que los que deben cambiar son los otros.
Moraleja: Suele ocurrir que sólo tenemos ojos para los defectos ajenos y llevamos los propios bien ocultos, en una mochila, a la espalda
3 comentarios:
interesante la fábula , tampoco la había escuchado ni de este modo ni de otro, y claro tu moraleja fue tan abarcante que casi no me quedó espacio para mi creatividad ..... será que mi mente es poco amplia?
Pero lo intentaré ....
"si nos fijamos demasiado en los defectos de los demás nunca arreglaremos los propios"
Néstor A.
Creo que una moraleja buena para esta fábula, sería:
"Quienes se fijan en los defectos de los demás, terminan olvidando los suyos"
Gracias por la fábula, nunca la había leído, y me gustó mucho. Gracias por eso...
Que bonita fábula
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